Esta sección contiene la historia de Pedro Alberto Spencer contada por él a través de distintas notas de prensa escrita y televisión con la finalidad de preservar el valor histórico y la veracidad de la información.
"Alberto Spencer representa la dignidad en el deporte, que no es una mera destreza del cuerpo sino una expansión y una elaboración viva del espíritu y de la creatividad que hay en lo hondo de cada ser humano."
Dos veces ex Presidente del Uruguay y Presidente vitalicio de Peñarol, Dr. Julio Marìa Sanguinetti.
1966 LA CONSAGRACION: Tri Campeon de America y Bi Campeon del Mundo
“En el año 1966 nos tocó ganar nuevamente la Copa Libertadores de América, ese año nos tocó contra River de Argentina la final.
El primer partido lo ganamos 2 a 0…bien en Montevideo pero yo no jugué ese partido estuve de suplente.
Aquí una reflexión, yo hasta ese momento había sido la estrella y la figura de Peñarol y estar de suplente en la Final de la Copa Libertadores…mmmm…obviamente que toda la gente me pedía, el aficionado de Peñarol decía tiene que jugar Alberto, pero el Técnico que era Roque Máspoli hablo conmigo y me explicó que iba de suplente.
A lo que iba es: es importante para cualquier deportista, cualquiera sea la categoría a la que haya llegado, es importante que sepa que por encima de todo lo que él pueda aportar, por encima de todo lo que él ha obtenido, por arriba y muy por arriba de lo que él pueda mostrar, tiene que mostrar en primer término respeto y en ese caso yo tuve respeto por el compañero que me suplantaba siendo yo la estrella.
No se si por suerte o no se que, el compañero que me suplantó se desgarró en ese partido.
Cuando tomamos el avión para jugar la revancha en Buenos Aires, se acerca e Presidente de Peñarol y me dijo: ¿estas enojado porque no jugaste?..le digo y bueno yo quiero jugar siempre y él me repitió ¿estas enojado? Le repetí no, acá no pasa nada.
Y ahí me dio la noticia, acá en Buenos Aires vas a jugar, viste que hay revancha…en el fútbol siempre hay revancha a la vuelta de la esquina. Se desgarró Lito Silva.
Obviamente le comenté: yo juego sin problema. Esa segunda final la perdimos 3 a 2 tuve la suerte de hacer un gol."
El 18 de mayo en Nuñez se juega la revancha, en un clima absolutamente anormal y prefabricado, donde gana River por 3 a 2, con dos goles de Ermindo Onega y uno de Sarnari para River Plate, mientras que para los manyas anotaron, Rocha y Joya.
Este partido dejo un sedimento amargo para los aurinegros, jugadores, dirigentes y los numerosos hinchas que cruzaron el charco para presenciar este encuentro. Los incidentes estuvieron a la orden del día, cinco mil personas se instalaron al borde mismo del campo de juego en improvisadas tribunas, jugándose el partido en un clima totalmente enrarecido.
No hay garantías para los jugadores uruguayos, e incluso los agentes del orden festejan los goles en forma ostensible. Finalizado el partido siguen las agresiones para los aficionados, e incluso para los jugadores en la puerta del Hotel Alvear, donde se hospedaba la delegación carbonera.
Tito Goncalvez comentó "En Buenos Aires nosotros estábamos alojados en el Hotel Alvear, el mejor de Buenos Aires, un lujo bárbaro. Cuando vamos a salir para la cancha, a la hora convenida… ¡El ómnibus no estaba! Pasaban los minutos y no llegaba. No había celular, ni nada de eso. ¿Qué hacemos? Empezamos a parar taxis y de a cuatro nos fuimos a la cancha. Cargaron la ropa en otros taxímetros y así llegamos al Monumental. ¿Se imagina? Entramos en medio de la gente que también ingresaba a las tribunas. Algunos nos conocían por la ropa y nos relajaban.
En medio de ese estado de nervios, porque nos cambiamos a las apuradas, sin tiempo para calentar, salimos a jugar. El partido fue de hacha y tiza. El juez uruguayo era Codesal. Cobró un penal a favor nuestro cerca del final del primer tiempo. Lo patea Rocha, Carrizo lo ataja, da rebote y Pedro lo mete.
Nos empatan enseguida, sin tiempo para disfrutar nada. Pocos minutos después de comenzar el segundo tiempo, Alberto -como siempre- en una carrera larga nos pone arriba en el marcador. La cancha estaba llena de gente. Miles de personas. Se nos vienen arriba y otra vez igualan a los poquitos minutos. Y se nos viene y convierten el tercero. Los policías festejaban adentro de la cancha los goles, se abrazaban con los jugadores.
Quedaron las fotos de esto que afirmo y no es cuento. A los uruguayos que fueron a ver el partido, en las tribunas, les hicieron de todo. De todo, le digo… Llegamos al hotel y nos estaban esperando unos 200 hinchas para pegarnos. Nosotros éramos treinta. Flor de lío en la calle, todos a las trompadas, rompimos las vidrieras del Alvear, que está en una zona muy coqueta. ¡Aquello fue tremendo! Cuando estábamos cenando, pasada la medianoche, vienen los dirigentes y nos preguntan a los jugadores que mandábamos, que teníamos más predicamento, ¿cuándo quieren jugar el tercer partido? Y los dijimos a coro: ‘Mañana mismo’."
"El tercer partido lo tuvimos que ir a jugar a Santiago, de Chile a las pocas horas. River Plate estaba apurado por jugar esa tercer final aduciendo que íbamos a estar cansados porque teníamos un equipo ya entrado en edad.
Viene el delegado de Peñarol y nos pregunta si queríamos jugar ese partido o lo postergaba para mas adelante para recuperarnos.
Le dijimos que no, al contrario acabamos de perder, queremos jugar mañana.
El cansancio no era desventaja, eramos parejos realmente, salió esa rebeldía que tiene el jugador uruguayo.
Se juega el partido, íbamos perdiendo 2 a 0, la gente de Chile los aplaudía porque obviamente ellos no tenían parte en el tema.
Faltando poco para terminar el segundo tiempo, tuvo la mala ocurrencia el golero Amadeo Carrizo, un grande del fútbol argentino, un caballero en una jugada que me tiran un centro y me agarra mal perfilado, cabeceo la pelota con poca fuerza, Amadeo que la para con el pecho y entonces nos acercamos 3 o 4 nuestros a decirle que no tenia necesidad de hacerse el compadre, entre otros Abbadie que era un señor, el Tito Goncalvez…pero no nos dio ni corte y seguimos jugando."
Otra versión señala también que ese gesto de Carrizo también enojó a sus compañeros, en especial a los uruguayos Roberto Matosas y Luis Cubilla, cuya entrega en la cancha a partir de ese momento fue tan cuestionada que hay quienes afirman que Renato Cesarini, técnico de River, ingresó al vestuario tras el partido al grito de “A mí me traicionaron”.
"En ese momento el público chileno se dio vuelta y comenzó a gritar por Peñarol.
Nosotros dijimos levanten centros, vayan por afuera y levanten centros.
Levantan el primer centro, Amadeo que sale y medio Peñarol que le salta encima, lo tiramos dentro del arco…foul…no importa, levanten centro, otra vez Amadeo que sale y otra vez nosotros cargarlo encima con todo y así al tercer centro ya ni salía.
Faltando 20 minutos tengo la suerte de convertir de jugada y antes del final, Abbadie empata 2 a 2.
El primer gol fue de bolea, siempre lo practicábamos, yo me colocaba al costado de la barrera y Goncalvez en vez de pegar directo al arco a cuchareaba por encima de la barrera, obviamente con mi velocidad y la sorpresa era muy efectiva esa jugada.
Vamos a alargue, en el primer tiempo del alargue, en un centro que levanta Forlán, la verdad, un gol inolvidable el que convertí de cabeza, le saque medio cuerpo a toda la defensa, me salió un cabezazo maravilloso. Ahí entramos a ponernos en ventaja.
En el segundo alargue, Pedro Rocha hace el cuarto…salimos Campeones de América.
No se podía creer. De ese partido se habló mucho y cada uno dijo lo que le parecía. Ahora pasaron muchos años y yo pienso que lo ganamos porque River Plate tenía algunos jugadores que eran más buenos que el pan. Y en finales como ésas, hay que ser malo. Ellos tenían a Matosas, a Sarnari, a Ermindo Onega...”
En los años que tiene la Institución es el partido que mas recuerda el aficionado, el hincha de Peñarol."
Tito Golcalvez comentó “El cambio lo producimos nosotros al comenzar el segundo tiempo. Nos estaban ganando con mucha comodidad y a aquel River era muy difícil sacarle la pelota. Por eso pensamos que más que cambios tácticos lo que necesitábamos era cambiar el clima del partido para salvar la vergüenza. Entramos desesperados y echamos mano a recursos ilícitos. Eso es cierto. Les hablábamos y hasta llegamos a decirles que si ganaban íbamos a ir a buscarlos al vestuario y al hotel. Las cosas se dieron de tal manera que era un clima de guerra del cual sacamos una gran ventaja, ante la pasividad de River. La diferencia temperamental la noté al día siguiente en la cafetería del aeropuerto cuando nos cruzamos los dos equipos. Uno de los nuestros fue a hablar por los altavoces y preguntó: “quién es el papá de River?, y otra voz contestó, Peñarol!!!”, que se escuchó en todo el aeropuerto y la risa fue incontenible de todos los presentes. Nos queríamos morir, bajamos las cabezas de la vergüenza. Si eso pasaba al revés todavía estábamos a las trompadas. Nosotros no íbamos a aceptar semejante cachada que ellos si aceptaron sin chistar.”
"Y finalmente pudimos dormir tranquilos, porque ese 5 a 1 que habíamos sufrido con Real Madrid nos había quitado el sueño años, pero en ese 66 recuperamos nuevamente las ganas de dormir…jajaja …fue soñado.
Jugamos por la Copa Intercontinental contra el Real Madrid, dos partidos, le ganamos 2 a 0 en Montevideo con dos goles míos y también allá en Madrid por el mismo resultado pero esta vez solo convertí una vez.
En la primer final ya no sabían como detenerme, entonces ponen a Pachin y lo pase tantas veces que termino dándome un golpe de puño y lo echaron.
Cuando termina el partido Socco, el Capitán me dice vamos a ver si alla te haces el fenómeno.
Me reí y le conteste, no creo que te vayan a poner allá porque fuiste espantoso…me quería matar…jajaja.
Cuando llegamos a Madrid para el segundo partido, ellos ya invitaban a la gente a reservar para el tercer partido que se jugaría en Lausana, Suiza, estaban realmente confiados.
Real Madrid era un gran equipo como lo es hasta ahora, son equipos grandes que siempre están bien organizados y bien constituidos, de tal manera que también en 1966 era la potencia de Europa."
Fancois Thebaud, Mirioir du Football: “Alberto Spencer es rápido, elástico, finiquitador por excelencia, tiene un sexto sentido que le permite esquivar los golpes, tiene inteligencia para el futbol superior a Eusebio, por sus cualidades es el único comparable a Pelé.”